cuando la tarde deja paso
a la siesta en el sofá.
Te miro y las lagrimas
brotan sin querer parar.
Tus arrugas me hablan
de seis árboles con
hojas verdes y grandes frutos,
y de uno que solo
en el recuerdo vive ya.
Me hablan de pies descalzos,
de escarcha en las pestañas,
Me cuentan de tú fuerza
de la lucha por sobrevivir.
De felicidad interrumpida,
de un gran desamor.
Me susurran que pocos
kilómetros quedan ya
y que un día te dormirás
para no despertar.
Ni con cien vidas
que vivieramos alcanzaría
para agradecer todo lo
que diste por nosotros.
Y ahora por los míos,
que son tuyos también.
Envidio tú fortaleza
y tú generosidad.
Lo hiciste bien mama
puedes descansar,
pero junto a mi.
GRACIAS MAMA
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