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lunes, 18 de noviembre de 2013

Avanzar...

Camino por aquél sendero que alguien me había indicado pero,no consigo ver el lugar que yo ando buscando.Mientras,mi imaginación,me lleva a canciones a la comba y saltos de niña,a miedos nocturnos a campos abiertos y elefantes de nube,a preguntas sin respuestas,a olor a café y a la tranquilidad de un regazo.Y mientras mi frágil memoria vaga por el recuerdo de tiempos pasados,la sensación no es de paz si no, de una amargura contenida,un desasosiego enfermo que me invade como si hubiese contraído una enfermedad crónica y solo el auto engaño pudiese amortiguar el dolor.
Sigo caminando por la senda marcada;a los lados unas alambradas para no salirnos supongo de la rodada que muchos antes que yo,marcaron con más o menos  pesada carga y atino.Unas ocasiones sigo el surco en el suelo y otras tantas me salgo de él pero,siempre de frente aunque de vez en cuando mirando atrás para reconocer el camino recorrido y cuantificar el que me queda por recorrer.No tengo ni idea cuanto me queda por llegar,ni ciertamente donde voy,lo que si se,es que depende mi el llegar o no.
Miro hacia los lados y el paisaje siempre es el mismo solo cambia de color según la estación del año que me encuentre.Oigo alegres vocecillas,risas y me hacen sonreír,me acompañan pero,no se hasta cuando y me dejo envolver por su melodía celestial y algo en mi se llena de armonía y concierto.
De repente comienzan a caer gotas y más gotas y unas nubes negras cubre el cielo.Siento frío,mucho frío y no alcanzo a ver nada para refugiarme,una voz me llama por mi nombre y me dice donde hacerlo.No me mojo pero,sigo teniendo mucho frío.Pasan las horas,los días y las nubes se alejan dejando así al descubierto un cielo de azul intenso.El Sol brilla como nunca,calienta mi piel y me llena de energía y ganas de seguir caminando.De pronto una grieta,cubre todo el suelo,me indica que la cosa se pone difícil.Tengo tres opciones:retroceder y volver a pasar frío,quedarme quieta y correr el riesgo de quemarme al Sol o arriesgarme a saltar y conseguir pasar al otro lado que con toda seguridad me ofrece al menos la certidumbre de seguir caminando.Aunque con ciertos miedos y reticencias doy varios pasos para atrás para coger impulso y corro con todas mis fuerzas y.cual es mi sorpresa que consigo llegar al otro lado,con unas cuantas magulladuras eso sí,pero entera y fortalecida.De pronto levanto la vista y que me encuentro:el mismo camino alambrado por los lados,con los surcos en el suelo y un final sin predeterminar pero,algo ha cambiado,algo que antes no estaba conmigo y que cogí en el salto;seguridad en mi misma y en mi fuerza interior.
Sigo caminando...  

AMOR Y SALUD

2 comentarios:

  1. Bonita y cierta metáfora, Amoristad.
    Lo único que no me gusta es ese camino con alambradas. No me gustaría que no nos dejaran salirnos del camino...
    Salu2 andantes.

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  2. Gracias Dyhego.
    Lo que sí es cierto es que,a veces parecen tan altas pero,si hay que saltar saltamos...¿A ver quien intenta frenarnos?Un abrazo caminante!!

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